En pleno corazón de la Serranía de Ronda, a apenas 25 kilómetros de la ciudad homónima, se encuentra Júzcar, un pequeño municipio andaluz que pasó de ser uno más de los tradicionales pueblos blancos de Málaga a convertirse en la famosa “aldea azul”.
El cambio se produjo en 2011, cuando Sony Pictures eligió Júzcar para promocionar la película Los Pitufos 3D. Durante la campaña, un equipo de pintores cubrió de azul las fachadas de las 175 edificaciones del pueblo, incluida la iglesia y el ayuntamiento. Tras el estreno, los vecinos votaron mantener este peculiar color como reclamo turístico. Años después, por cuestiones legales, dejaron de llamarlo “pueblo pitufo”, pero conservaron la estética que lo hizo famoso en todo el mundo.
Hoy en día, Júzcar atrae a miles de visitantes cada año gracias a su ambiente pintoresco y a una oferta que combina historia, naturaleza y ocio. Entre sus principales atractivos se encuentra la ruta de graffitis, con más de una docena de murales dedicados a los entrañables personajes azules, además de esculturas repartidas por sus calles. Su iglesia de Santa Catalina, del siglo XV, y varios miradores ofrecen panorámicas incomparables de la serranía.
El pueblo también se ha reinventado con actividades de aventura como tirolinas, rocódromos o puentes colgantes, que conviven con rutas de senderismo por el entorno natural, ideal en otoño por los colores del bosque de castaños. A esto se suma una variada gastronomía serrana que puede disfrutarse en los bares y restaurantes locales.
Convertido en un símbolo de originalidad, Júzcar demuestra cómo una iniciativa singular transformó para siempre la identidad y el futuro de un pequeño pueblo malagueño.