Inaugurada en 1792 en la Place de Grève (hoy en día Place de l’Hôtel de Ville), la guillotina luego recorrió muchos lugares en París. Place de la Concorde, Place de la Nation, el patio del Louvre… Ejecuciones públicas que, durante los momentos más oscuros de la Revolución Francesa, ofrecían al público, ansioso de espectáculo y sangre, una escenificación grandiosa.
Pero las costumbres cambian y, hacia mediados del siglo XIX, las ejecuciones, aunque todavía públicas, se llevan a cabo de manera más sobria en la entrada de las prisiones.
Las últimas huellas de la “Louisette” parisina
En la esquina de las actuales rue de la Croix-Faubin y rue de la Roquette, en el 11º distrito, se encontraba la prisión de la Grande Roquette, donde se mantenía a los condenados a muerte.
Desde 1851, la guillotina (Louisette, como se le conocía “cariñosamente”) se ubicó en la entrada de esta cárcel. Se colocaron cinco losas planas en medio de la calle, que en ese entonces estaba adoquinada, para asegurar la estabilidad de los pies del patíbulo.
Losas cuyo emplazamiento todavía es visible hoy en día.
Entre 1851 y 1899, doscientas personas fueron ejecutadas en este lugar.
Petite Roquette
Aunque ya no queda nada de la Grande Roquette, demolida a partir de 1900, aún existe un vestigio de la Petite Roquette, que se encontraba enfrente. Inicialmente una prisión para menores y luego una cárcel para mujeres, fue destruida en 1974 y hoy en su lugar hay una plaza.
En la entrada del jardín, se puede ver el portal de la antigua prisión. Un portal que hoy en día todavía cruzan mujeres y niños, pero ya no para ser encarcelados.
