El David Rosado

Moscú, Rusia Como si no fuera suficiente ser color rosa, este David también tiene un remo para remar contra la corriente del buen gusto.
Dirección: Nizhnyaya Syromyatnicheskaya ulitsa, 10c2, Moskva Coordenadas: 55.75181, 37.67103 Metro: Chkalovskaya (Línea 10), Kurskaya (Líneas 3,5,D2,D3)

En Marzo del 2021 en la ribera del río Yauza, junto al centro de diseño Artplay en Moscú, apareció una versión inesperada de uno de los íconos más célebres del Renacimiento: el David de Miguel Ángel, esta vez transformado en una escultura de tamaño real, pintada en un intenso rosa fucsia y con un remo en lugar de la clásica honda.

La obra es creación del artista bielorruso Vladímir Tsesler, reconocido por su estilo provocador y satírico, que mezcla referencias históricas, símbolos modernos y una constante ironía frente a lo que considera íconos intocables de la cultura. Esta instalación formaba parte de la exposición Óptica Tsesler, organizada en colaboración con la galería “Triumph”.

No era el promer David que habitaba en Artplay. En 2015, con motivo de la muestra Miguel Ángel. La Capilla Sixtina, se instaló una réplica tradicional de la escultura, que aún se mantiene en el complejo. La diferencia ahora no es solo estética —color y objeto en mano—, sino también conceptual: el nuevo David se presenta como una relectura satírica, aludiendo incluso a la iconografía del realismo socialista (Chica con un remo), donde el remo era un símbolo recurrente en esculturas soviéticas.

El estilo de Tsesler es conocido por cuestionar lo sagrado y lo banal de la cultura visual contemporánea. En sus trabajos, figuras clásicas son transformadas en alegorías irónicas: así ocurrió con su reinterpretación de la Venus de Milo, convertida en “Lera”, una musa artificial con rasgos de cirugía plástica.

Aunque a primera vista pueda parecer kitsch, críticos y organizadores destacan que la obra funciona como un ejercicio de desacralización. Su ironía permite leer al David rosa no como una mera excentricidad, sino como un comentario sobre la capacidad del arte para desestabilizar símbolos, marcas y personajes políticos, trasladándolos del pedestal de lo intocable al terreno del debate contemporáneo.

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