Peleas de Toros contra Osos en California

En el siglo XIX, los osos pardos de California eran frecuentemente vistos como una amenaza. No obstante, los colonos encontraron cierto valor en estas poderosas criaturas: como luchadores y gladiadores.

Entre los entretenimientos populares de esa época estaban las luchas a muerte entre osos grizzly y toros, organizadas como distracción dominical para la multitud después de la misa.

«Una lucha entre toros y osos después de los servicios del sábado fue realmente una ocasión alegre», escribió el historiador Hubert Howe Bancroft en 1888. «Fue un espectáculo vigorizante para el alma ver a las bestias sanguinarias gruñendo».

Origen de este cruel entretenimiento

La práctica de enfrentar animales contra osos encadenados, conocida como acoso de osos, se remonta a la antigua Roma. En la Europa medieval, se erigieron anfiteatros llamados jardines de osos para albergar estos eventos.

Traído por los conquistadores españoles, este deporte sangriento adquirió un carácter más local en California. 

¿Cómo se desarrollaba la pelea de toros contra osos?

Según relatos históricos, los combates tenían lugar en los llamados «fosos» o arenas divididas, con plataformas elevadas para proporcionar una mejor vista a las mujeres y los niños.

Hombres montados a caballo patrullaban el perímetro con armas de fuego para evitar que algún oso pardo intentara huir.

En un enfrentamiento usual, el oso grizzly, que alcanza una altura de hasta dos metros y medio y un peso de hasta 800 libras, sería sujetado a un poste mediante cadenas. El toro, con sus cuernos decorados con adornos, estaría amarrado al oso para mantener a ambos contendientes en cercanía el uno del otro.

Después, con la multitud exaltada, el disparo de un juez con pistola daba inicio a un caos de golpes, mordiscos y embestidas. En la mayoría de las ocasiones, el oso emergía como el vencedor.

El principio del fin de esta barbarie

No todos estaban de acuerdo con la brutalidad de los combates. El botánico alemán Adelbert von Chamisso describió haber presenciado un enfrentamiento de osos en la playa de San Francisco en 1816. «Aunque los animales no estaban dispuestos y sujetos, el espectáculo carecía de grandeza y no era digno de elogio», escribió. «Solo inspiraba compasión hacia los pobres animales, que eran tratados de manera tan indignante».

Las confrontaciones aún eran feroces hacia mediados del siglo, cuando una oleada de buscadores arribó a California durante la fiebre del oro. A muchos de los recién llegados les resultaba repulsivo presenciar tal espectáculo.

En 1852, el periódico Daily Alta California denunció los combates de toros y osos realizados los domingos en la Misión Dolores como «un remanente de barbarie» y una «vergüenza para los habitantes de San Francisco». Se promulgaron normativas que restringían las peleas tanto en San Francisco como en Sacramento. 

Con el paso del tiempo, el sangriento deporte desapareció junto con el propio oso grizzly. Masacrado sin piedad por la creciente población de colonos, el robusto emblema de California se volvió escaso en la década de 1880. Finalmente, se extinguió cuatro décadas más tarde.

Pelea de animales en la actualidad

El legado de las contiendas entre animales en California continúa siendo relevante en la actualidad. Al igual que los enfrentamientos entre osos, las peleas de gallos ahora prosperan en una variedad de improvisados escenarios en todo el estado. 

A pesar de estar prohibidos desde 1905, estos eventos frecuentemente se llevan a cabo en remotos graneros en áreas agrícolas, donde hombres disfrutan de cerveza y juegos mientras gallos, fortalecidos con esteroides y equipados con garfios o navajas, se picotean y arañan entre sí hasta la muerte.

Apenas el año pasado, la policía encontró más de 7.000 gallos siendo entrenados para luchar en un área apartada en las afueras de Santa Clarita. Esta fue la mayor operación policial contra peleas de gallos en la historia de Estados Unidos.

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