Ángeles Sodomitas del Palau Lloctinent

Cuando consideramos la ornamentación renacentista, nos viene a la mente el detallado tallado, los motivos florales y las referencias a elementos tanto eclesiásticos como comerciales. En el caso del Palau Lloctinent, la ornamentación se focaliza principalmente en las balaustradas de las ventanas del primer piso, así como en la decoración de los marcos.

Dirección: Calle de los Condes, Barcelona, España Coordenadas: 41.383989,2.176991 Metro: Jaume I (L4) Free Tour de los Misterios y Leyendas del Barrio Gótico

La enemistad del Rey con el Obispo

Fue precisamente este aspecto decorativo el que Carlos V utilizó para «jugar una broma» al obispo de la ciudad. Carlos V mantenía una relación muy tensa con Jaume Cassador, el principal líder eclesiástico en Barcelona en aquel tiempo, y encontró la manera de «molestarlo» mediante la provocación.

¿Y qué podía resultar más provocador para un obispo en aquellos días? La obscenidad, el pecado público y su exhibición. Con este propósito, Carlos V ideó que, aprovechando los puttos (pequeños querubines desnudos, comunes en el arte renacentista) que adornaban numerosos marcos del palacio, se esculpieran en las ventanas más cercanas a la puerta de Sant Iu, que en aquel entonces eran las principales de la Catedral, unos querubines sodomitas.

Carlos V comprendía que, como monarca y máxima autoridad, tenía el privilegio de actuar sin restricciones. Esto a pesar de que justo al lado del Palau, en la Plaza de Sant Iu, se encontraba la sede de la Santa Inquisición.

Sin embargo, para que la afrenta fuera dirigida hacia lo eclesiástico y no tan evidente para el público en general, tuvo la delicadeza de ordenar que se esculpieran de manera simbólica y, aunque estuvieran colocadas directamente en los adornos de las ventanas más cercanas a la Catedral, se notaran de manera sutil.

Los querubines sodomitas

En la esquina donde convergen la plaza de Sant Iu y el carrer dels Comtes, se puede observar un querubín metiendo un fuelle en el ano de otro putto (niño desnudo), con expresión de placer; y para rematar en la ventana contigua, otro ángel haciendo una felación a lo que parece ser el falo de un monstruo.

Estos angelitos han estado deleitándose públicamente desde 1547, pero con discreción, atrayendo la atención solo de aquellos que conocen su presencia. Invitan a apreciar los pequeños detalles ocultos en Barcelona.

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