En el número 82 de La Rambla, donde convergen el Pla de la Boquería, la calle Cardenal Casañas y el Pasaje de Amadeu Bagués, se erige una de las estructuras más singulares de la principal arteria de Barcelona: la Casa Bruno Cuadros. Este edificio representa una de las joyas arquitectónicas que destacan en el distrito de Ciutat Vella.
A pesar de haber sido construida en 1858, fue en 1883, con la renovación de su fachada dirigida por el arquitecto Josep Vilaseca, conocido por su trabajo en el Arco de Triunfo, que la Casa Bruno Cuadros comenzó a ganar prominencia. La remodelación fue encargada por Bruno Cuadros, propietario de una tienda de paraguas en el primer piso del inmueble. Conforme su negocio prosperaba, Cuadros adquirió gradualmente las tres casas adyacentes para expandir la superficie total del establecimiento.
Arte japonés, egipcio y chino conviviendo en perfecta armonía
Una inspección detallada de la fachada revela una amalgama ecléctica de diversos estilos arquitectónicos. En la parte superior, se aprecian influencias egipcias, con columnas que evocan la época de los faraones y las pirámides.
Bruno Cuadros, aficionado al arte japonés, solicitó a Josep Vilaseca que incorporara elementos distintivos de la cultura nipona en la fachada. El arquitecto incluyó un dragón chino sosteniendo una farola y un paraguas, así como abanicos en relieve y tres estampas Ukiyo-e de colores en la entreplanta, representando escenas cotidianas japonesas.
La Guerra Civil y la Casa de los Paraguas
Durante la Guerra Civil, un periodo oscuro en la historia de Barcelona, la Casa de los Paraguas estuvo al borde de la destrucción. Durante un bombardeo de la aviación franquista, una bomba impactó en el edificio, causando daños en la fachada de la calle Cardenal Casañas, aunque afortunadamente no explotó.
La Casa Bruno Cuadros en la actualidad
En 1980, la fachada del edificio fue renovada para convertirlo en una sucursal bancaria. A pesar de algunas críticas por la falta de sensibilidad en la protección de ciertos elementos característicos, se logró restaurar la policromía original, los abanicos y las figuras japonesas para mantener su esplendor. Con más de 130 años de historia, la Casa Bruno Cuadros sigue sorprendiendo a los transeúntes con la fusión de estilos que adornan sus fachadas.
