Collyer Brothers Park

Collyer Brothers Park es un diminuto parque en Harlem que brinda un respiro momentáneo del entorno urbano que lo rodea. Sin embargo, los visitantes que se detengan a descansar en uno de sus bancos pueden sorprenderse al descubrir que este parque solo existe debido al comportamiento peculiar de dos hermanos, lo cual finalmente llevó a su trágica muerte.

Dirección: 5th Ave &, W 128th St, Manhattan, New York

Cordenadas: 40.80853, -73.94102

Metro: 125 St (líneas 2, 3, 4 y 6)

Aunque miles de personas alguna vez se congregaron fuera de su hogar, los nombres de los hermanos estuvieron a punto de caer en el olvido. Sin embargo, archivos de periódicos y artículos de revistas que documentan su peculiar estilo de vida se han preservado en Internet, reviviendo su memoria. Pero, ¿quiénes eran estos hermanos y cómo captaron el interés de una generación de neoyorquinos?

Las Primeras Vidas de los Hermanos Collyer

Los hermanos Collyer, Homer y Langley, nacieron de primos hermanos en la década de 1880. Su padre, Herman Collyer, era un ginecólogo adinerado y excéntrico, y su madre, Susie Frost, era una cantante de ópera. Herman trabajaba en el Hospital Bellevue y se desplazaba en canoa diariamente, mientras que Susie cantaba en la Academia de Música de la Calle 14.

En 1881, nació Homer, seguido por Langley en 1885. Homer, un prodigio, ingresó a la universidad a los 14 años y se graduó en derecho en la Universidad de Columbia. Los antecedentes educativos de Langley son más oscuros, con afirmaciones de un título en ingeniería por Columbia, disputadas por la universidad. Langley inicialmente persiguió una carrera como pianista de concierto antes de cambiar a la venta de pianos.

Mudanza a Harlem y el Comienzo del Aislamiento

En 1909, la familia Collyer se mudó a un apartamento de piedra marrón en Harlem, un vecindario que entonces se estaba convirtiendo en el hogar de las familias blancas adineradas de Nueva York. 

Durante un tiempo, vivieron tranquilamente, asistiendo a la iglesia y manteniendo su posición social. En 1919, Herman se mudó, dejando a Susie y a los hermanos en el apartamento de piedra marrón. Herman murió en 1923, dejando una considerable herencia a sus hijos. Los hermanos trasladaron las pertenencias de Herman, incluido un Modelo T desarmado, a su hogar. Después de que Susie murió en 1929, los hermanos heredaron sus pertenencias también.

La Gran Depresión marcó un punto de inflexión. A pesar de su riqueza, los Collyer se volvieron reclusos, temerosos de los cambios demográficos y el aumento del crimen en Harlem. Dejaron de pagar las facturas, aislándose de los servicios públicos. Langley intentó generar electricidad con el motor del viejo Modelo T de su padre, aunque el éxito es incierto.

El Descenso al Acaparamiento

En 1932, Homer sufrió un derrame cerebral que lo dejó ciego y luego paralizado. Langley dejó su trabajo para cuidarlo, y los hermanos se retiraron aún más en el aislamiento. Los rumores de riquezas escondidas y su comportamiento excéntrico alimentaron la fascinación y el desprecio local. Langley bloqueó las ventanas y cerró la puerta principal, saliendo solo de noche para buscar lo necesario.

En 1942, un reportero reveló detalles de sus vidas, destacando la dedicación de Langley a cuidar a su hermano. Langley creía en un enfoque natural de la medicina, rechazando a los médicos y alimentando a Homer con una dieta de naranjas, afirmando que mejoraba su condición. A pesar de estos esfuerzos, la situación de los hermanos empeoró y el apartamento de piedra marrón se convirtió en un laberinto de objetos acumulados y trampas.

El Trágico Final

El 21 de marzo de 1947, la policía recibió una llamada sobre un olor fétido que emanaba de la residencia de los Collyer. Encontraron a Homer muerto por inanición y problemas cardíacos, sentado en una silla con la cabeza apoyada en las rodillas. Langley estaba desaparecido. Durante tres días, los trabajadores despejaron 120 toneladas de objetos acumulados del apartamento. Finalmente, encontraron el cuerpo de Langley a tres metros de donde encontraron a su hermano, estaba aplastado por una de sus propias trampas. Había muerto mientras llevaba comida a Homer, quien luego murió de hambre sin los cuidados de su hermano.

El apartamento de piedra marrón fue demolido y su patrimonio se dividió entre parientes lejanos. El sitio se convirtió en un parque, preservando su memoria de manera irónica. Hoy en día, la historia de los Collyer se preserva en libros y artículos, que los describen tanto como figuras trágicas como símbolos de la no conformidad desafiante. Su legado perdura, recordándonos la delgada línea entre la excentricidad y la locura.

Legado e Impacto Cultural

Los padres a veces reprenden a sus hijos comparando sus habitaciones con las de los Collyer. El departamento de bomberos de la ciudad usa el término «síndrome de la Mansión Collyer» para referirse a las residencias abarrotadas de desorden. 

La historia de los hermanos Collyer ha sido romantizada y examinada a lo largo de los años. A menudo se les retrata como mártires de la no conformidad, negándose a interactuar con una sociedad que exigía integración. Su historia es una advertencia sobre los peligros del aislamiento y el acaparamiento descontrolado. A pesar de su trágico final, la historia de los hermanos sigue cautivando, sirviendo como una reflexión conmovedora sobre la naturaleza humana y las expectativas sociales.

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