El Bosque Encantado de Parauta

Parauta, España Una invitación a mirar con otros ojos y recordar que, incluso en un mundo acelerado, aún hay rincones donde uno puede creer que las hadas existen.
Dirección: Cam. del Molino, Parauta, Prov. de Málaga Coordenadas: 36.65470, -5.13075 A-397 (Marbella-Ronda) → MA-7306 → MA-7305 hasta Parauta Tour por la Provincia de Málaga

En lo alto de la Serranía de Ronda, entre montes que huelen a castaña y aire frío, un pequeño pueblo decidió creer en la magia. Se llama Parauta. Y allí, entre los caminos que antes solo recorrían pastores y caminantes, ahora habitan hadas, duendes y gnomos tallados en madera viva.

Todo empezó como una idea sencilla: rescatar un sendero. Pero el ayuntamiento quiso hacerlo diferente, con arte y fantasía. Entonces llamaron a Diego Guerrero, un artista local con manos de paciencia. Diego trabaja cuando el bosque duerme, entre noviembre y febrero, cuando los árboles guardan su savia. Con un cincel y un respeto antiguo, transforma la corteza en rostros que parecen observar al visitante. Luego cura las heridas del tronco, les aplica un ungüento que protege tanto al árbol como a la escultura.

Así nació el Bosque Encantado. Una ruta corta —apenas tres kilómetros ida y vuelta—, pensada para que cualquiera pueda caminarla: niños, abuelos, familias enteras. El camino es claro, casi todo asfaltado, con un desnivel que apenas se nota al regreso. Se puede llevar un carrito de bebé, una bicicleta, o simplemente ir despacio, dejándose atrapar por los detalles.

Y los detalles son muchos. Alas de mariposa listas para las fotos. Casitas diminutas que asoman entre raíces. Un árbol barbudo que parece murmurar historias viejas. Una fuente custodiada por una rana, donde la gente lanza monedas a cambio de deseos. Todo en medio de un bosque de castaños que, en otoño, se vuelve oro y fuego.

Hay miradores también. Desde ellos, la Serranía se abre como una postal. A lo lejos, los pueblos blancos descansan sobre las colinas, quietos, inmóviles, como si el tiempo allí tuviera otro ritmo.

Por eso conviene llegar temprano, antes de que la gente llene el sendero y el murmullo se mezcle con el viento. Al final, una señal marca el cierre de la ruta, aunque los más curiosos pueden seguir hacia otros caminos rurales, hasta Cartajima, por ejemplo.

El Bosque Encantado de Parauta no es solo un paseo. Es una invitación a mirar con otros ojos. A recordar que, incluso en un mundo acelerado, todavía hay lugares donde uno puede creer —aunque sea por un rato— que las hadas existen.

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