Homenaje Surrealista a Pere Calders

Si caminas por Travessera de Dalt en dirección a la Ronda del Guinardó y sin percatarte, pisas un encendedor, un bolígrafo, un teléfono móvil de 2004, un automóvil, un collar, varios clavos… No se trata de una demostración de habilidad de faquir, sino de un tributo a Pere Calders y a su relato más conocido.

Dirección: Trav. de Dalt, Gràcia, Barcelona, España

Cordenadas: 41.4123357,2.1599189

Metro: Alfonso X (L4)

La mano cortada

Uno de los libros más populares en la obra de Calders es «Cròniques de la Veritat Oculta» (1955), que incluye «El Principi de la Saviesa», un relato corto que encapsula el estilo de Calders.

En este relato, Calders narra cómo un multimillonario encuentra una mano en su jardín. En lugar de inquietarse, decide publicar un anuncio en el periódico para buscar al propietario de tan surrealista hallazgo:

«Alguien ha perdido algo muy importante en un jardín» (…) «quien acredite ser su dueño recibirá satisfacción».

Los pequeños y escondidos “Memoriales” a Pere Calders

Inspirados por este cuento, en 2004, durante el soterramiento del tramo de la Ronda del Mig entre Travessera de Dalt y Carrer Sardenya, se crearon los Jardines de Pere Calders: unos jardines aparentemente normales… a menos que se mire hacia el suelo.

Para rendir homenaje al autor, se erigieron cuatro monolitos que muestran su fecha de nacimiento y muerte, las dos frases más recordadas del cuento (con su humor ácido), y el título del cuento junto con el año de publicación (1940).

Pero como es característico en la obra de Calders, la diferencia radica en los pequeños detalles, en este caso, los objetos que se pueden encontrar en el pavimento del jardín, similares a los del cuento…

El pavimento de estos jardines parece común, salvo por las pequeñas piezas de vidrio incrustadas que esconden objetos (19 en total). Si no se conoce la relación con Calders, es fácil pasar por alto estos detalles.

A lo largo de los escasos 350 metros de jardines, se pueden encontrar desde un colgante, monedas, clavos, un reloj de pulsera, hasta un chupete, un automóvil o un móvil (en forma de representación plástica similar al «One Touch» de 2004).

Todos estos objetos pertenecen al jardín imaginario de Calders, donde es habitual ocultar manos entre las flores.

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