En pleno casco histórico de Deventer, detrás de la antigua Waag, se encuentra el singular Bierencafé De Heks: un café-cervecería cuya temática de brujería y descomunal oferta de cervezas lo convierten en un destino casi obligado para los amantes del buen trago… y del misterio.
Un nombre embrujado
De Heks—“La Bruja”—no es simplemente un juego de palabras para llamar la atención: el local abraza una leyenda local tan simple como evocadora. Se dice que, en algún momento oculto del pasado, una “heks” voló contra la pared del edificio que hoy alberga el café. Esta frase aparece repetida en varias guías regionales: “waar de heks ooit tegen de muur is gevlogen” (donde la bruja una vez voló contra la pared).
Aunque la historia quizá no tenga base documentada rigurosamente, ha sido adoptada plenamente como icono del lugar. A modo de hipótesis: imaginen que la bruja decidió tomarse unas copas en. Quizás una cerveza fuerte, o varias. Cuando subió a su escoba para regresar a casa, iba muy borracha, comenzó a dar vueltas, perdió el control, y ¡bam! chocó contra la pared del edificio.
El edificio
El edificio ocupa el sitio de una herberg (“hospedaje”) documentada desde principios del siglo XIV. Bajo sus vigas y piedra, el ambiente sugiere algo más que un bar: es un refugio en el que convivían viajeros, historias, noches de conversación… y ahora, cervezas infinitas.
La decoración complementa el tema: maderas oscuras, iluminaciones que recuerdan al candil, estantes cargados de botellas, y, por supuesto, la bruja que sigue colgada de la fachada (según la leyenda). Estos elementos conjuran una atmósfera de cuento gótico-cervecero, donde la risa del barril se mezcla con el crujir de la escoba.
Un escaparate monumental
La verdadera magia de De Heks reside en su vasto y variado surtido cervecero, que invita a los visitantes a explorar un auténtico mundo líquido. Con 27 cervezas de barril como cifra oficial y más de 180 cervezas embotelladas y en lata esperando en sus neveras, la taberna se convierte en una carta mágica para los curiosos del lúpulo, ofreciendo una gama que va desde las clásicas blondes belgas y los stouts más intensos, hasta las IPAs más audaces y cervezas de autor de pequeños lotes.
La “rebeldía” frente a la marca grande
Uno de los guiños más divertidos del local está en la forma en que aparece la marca Heineken en el tablón del bar: se lee “Hxxnxkxn”. Esta modificación no es un error sino una protesta humorística. El dueño del edificio tiene contrato con Heineken (o la cervecera), lo que genera cierto descontento entre los responsables del bar y su clientela, quienes prefieren dar una señal de independencia. “Hxxnxkxn” es una forma de “camuflar” la marca grande sin dejar de cumplir con la obligación contractual, y al mismo tiempo mostrar que el bar apuesta por lo artesanal y por lo distinto.











