En plena calle Real de Soportújar, conocida por su encanto alpujarreño, se alza uno de los símbolos más fotografiados del llamado Pueblo Embrujado: la Escoba Mágica. Esta escultura, acompañada de un gato negro, representa la imagen clásica de la bruja voladora, tan arraigada en la cultura popular occidental.
La obra fue creada por la empresa La Liebre de Marzo, especializada en escenografía y proyección turística, como parte del Proyecto Embrujo, una iniciativa del Ayuntamiento para reforzar la identidad mágica y artística del municipio.
Colocada estratégicamente junto a una acequia y con las escaleras de fondo, la escoba invita a los visitantes a subirse —aunque con precaución— y tomarse una foto “volando” sobre Soportújar. Este rincón se ha convertido en un punto obligado para quienes recorren sus calles y desean llevarse un recuerdo original.
Más allá de su aspecto lúdico, la Escoba Mágica rinde homenaje a la leyenda de las brujas que, según las creencias, volaban impulsadas por el viento o ungüentos mágicos. Hoy, esta pieza añade un toque de humor, fantasía y tradición al paisaje urbano, consolidando a Soportújar como un destino donde la imaginación sigue teniendo alas.