Lenin rosa y Gorki azul

Moscú, Rusia Lo que podría parecer propaganda LGBT, en realidad es fruto de la gentrificación.
Dirección: Izmaylovskoye Shosse, 73ж, Moskva Coordenadas: 55.79450, 37.75097 Metro: Partizanskaya (Línea 3)

En medio del pintoresco Kremlin de Izmailovo, en Moscú, se esconden dos figuras que rompen todos los esquemas: un Lenin pintado de rosa y un Máximo Gorki teñido de azul.
No son parte de una exposición oficial ni de un museo de arte contemporáneo: son esculturas soviéticas recicladas, convertidas en iconos visuales de la zona.

Una segunda oportunidad gracias a la gentrificación

Antes de su colorida transformación, ambas estatuas estaban relegadas a un rincón olvidado del Vernissage, el mercado de pulgas famoso de Izmailovo. Se encontraban cerca del estadio Izmailovo, en un terreno que servía de depósito improvisado: allí se acumulaban viejas escenografías folclóricas, objetos en desuso y decoraciones abandonadas. A la intemperie y sin mantenimiento, Lenin y Gorki se deterioraban poco a poco.

En 2018, los hipsters llegaron a Izmailovo. En su corazón, cerca de las murallas del Kremlin, entre recuerdos y antigüedades vintages, se inauguró un núcleo creativo con cafeterías, tiendas de segunda mano y tiendas de diseñadores rusos. Alguien decidió “rescatar” las esculturas. Un artista anónimo las cubrió de pintura brillante y las trasladó a la renovada área cultural dentro del Kremlin.

¿Por qué rosa y azul?

La explicación más pintoresca —y probablemente inventada— es que Lenin es rosa por haber defendido la igualdad de las mujeres, y Gorki azul por haber apoyado los derechos de los hombres.
La versión más realista apunta a que el color es simplemente un recurso decorativo para encajar en la estética urbana y fotogénica que caracteriza a los espacios gentrificados.

Una polémica inesperada

 La intervención no pasó desapercibida. En blogs y foros rusos, algunos la celebraron como un ejemplo de rescate artístico; otros la calificaron como vandalismo que deformaba el valor histórico de las esculturas. Una crítica lo resumió así: “Es grosería y vandalismo… quizá sería mejor su destrucción total antes que dejar a Lenin pintado de rosa”.

¿Posible propaganda gay?

 En el contexto actual (2025), cuando en Rusia la llamada “propaganda LGBT” está prohibida, la presencia de un Lenin rosa en un espacio público parece casi impensable. Sin embargo, ahí está: intacto, fotografiado por turistas y hasta señalado en los mapas. Probablemente no sea un gesto político, sino un guiño visual pensado para encajar en la estética hipster que domina la zona.

Curiosidad: ¿una Björk fantasma?

supuestamente la cantante islandesa Björk en Moscú
“Supuestamente” es Björk coqueteando con Máximo Gorki, mientras un Lenin celoso finge hablar por teléfono móvil – 1989.

Durante la investigación sobre el origen de los colores y la ubicación anterior de las estatuas, aparecieron muy pocas fotos antiguas de ellas sin pintar. Pero una imagen destacaba del resto: en ella, una joven con vestido amarillo, mirada traviesa y ojos ligeramente rasgados abraza de forma sugerente a Gorki, mientras, al fondo, Lenin parece distraído… como si estuviera hablando por teléfono móvil. En varios foros aseguraban que la misteriosa joven no era otra que la cantante islandesa Björk en esta composición tan extraña.

Las fechas, sin embargo, no cuadran. Algunos aseguraban que la imagen era de 1989 o 1990, pero el Kremlin de Izmailovo (que se ve en el fondo sobre la estructura azul) no se inauguró hasta 2003. Es cierto que Björk ofreció un único concierto en Moscú ese mismo año, pero entonces tenía 38 años, mientras que la joven de la foto parece veinteañera. Además, la zona donde fue tomada no es un área turística, sino un espacio semiabandonado de bodegas y escenografías olvidadas.

La confusión quizá se explique por los rasgos faciales distintivos de la cantante, que han alimentado especulaciones sobre un supuesto origen inuit. No obstante, todo indica que la misteriosa mujer no es Björk. Aun así, la historia quedó como una anécdota surrealista que añade otra capa de misterio a estas esculturas ya de por sí inusuales.

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