Los Fantasmas de Washington Square Park

Manhattan (NYC), New York Con miles de cádaveres enterrados; en caso de un apocalipsis zombi, debes evitar esta zona especialmente.
Dirección: Washington Square S & Sullivan St, Manhattan, NYC Coordenadas: 40.73082, -73.99878 Metro: W 4 St-Wash Sq (Línea E,D,F) Tour de Fantasmas por Nueva York

En el corazón de Greenwich Village, bajo los árboles que cobijan estudiantes de NYU, músicos callejeros y turistas curiosos, yace un secreto que pocos quieren recordar. Washington Square Park, hoy uno de los espacios más vivos y fotografiados de Nueva York, se levanta sobre un cementerio. Bajo el césped, las bancas y el famoso arco, descansan —o quizás no tan en paz— los restos de más de 20,000 personas.

Lo que ahora parece un oasis urbano fue, entre 1797 y 1820, potter’s field: un cementerio público para indigentes, desconocidos, esclavizados y víctimas de epidemias. Allí fueron arrojados cuerpos en fosas comunes, muchos sin ataúd, amontonados unos sobre otros cuando la fiebre amarilla arrasó con la ciudad en varias oleadas letales. El hedor, el miedo y la rapidez de las muertes obligaban a enterrar con prisa. Algunos cadáveres apenas quedaban cubiertos con tierra, y con frecuencia, al excavar de nuevo, los sepultureros rompían ataúdes o huesos antiguos.

Quizás por eso se dice que los fantasmas de Washington Square no descansan. Los relatos hablan de almas que vagan buscando las partes de sus cuerpos perdidas, de sombras que se desvanecen entre los árboles y de corrientes de aire helado que cortan la piel incluso en las noches más calurosas del verano.

Pero el parque no solo fue un lugar de entierros. También fue un escenario para venir a morir. En la esquina noroeste, aún se alza el legendario Hangman’s Elm, un árbol centenario que, según la tradición oral, sirvió como horca. Algunos guías de fantasmas aseguran que desde sus ramas colgaron criminales y que incluso el marqués de Lafayette presenció ejecuciones allí. Más allá de la leyenda, hay un hecho que nadie discute: en 1818, una joven esclavizada llamada Rose Butler fue ejecutada en una horca levantada donde hoy se encuentra la fuente. Su “delito” fue provocar un incendio en la casa de sus dueños, un fuego que apenas dañó unas escaleras. Tenía 19 años. Su condena fue la horca, y su cuerpo terminó en la fosa común del parque.

Testigos actuales aseguran que, en noches de tormenta, aún se ve a una figura femenina balanceándose suavemente en el aire, como si el tiempo no hubiera terminado de soltar la soga. Dicen que es Rose, condenada por un crimen menor y atrapada para siempre en el lugar de su muerte.

Con el paso del tiempo, la ciudad decidió enterrar el pasado bajo jardines y senderos. En 1826, el alcalde Philip Hone transformó el viejo campo de pobres en un espacio público para embellecer la zona y elevar el valor de las propiedades. El cambio fue exitoso: surgieron casas elegantes, la universidad compró terrenos, y Greenwich Village se convirtió en un barrio prestigioso. Pero los cuerpos permanecieron bajo tierra.

mapa del Cementerio Historico en Washington Square Park
Cementerio Historico en Washington Square Park / Source: washingtonsqpark.org

De vez en cuando, el parque revela sus secretos. En 1965, unos trabajadores de mantenimiento perforaron el suelo y se toparon con un cuarto subterráneo repleto de esqueletos. En excavaciones posteriores aparecieron criptas selladas, ataúdes de niños y lápidas olvidadas. Una de ellas pertenecía a James Jackson, un inmigrante irlandés de 28 años que murió en 1799. Su tumba sorprendió a los arqueólogos: Jackson tenía recursos para un entierro digno, pero la fiebre amarilla decretó que todos, ricos o pobres, terminaran en la fosa común.

Hoy, pocos visitantes del parque imaginan que cada paso que dan lo hacen sobre una necrópolis. Mientras patinadores, artistas y perros juegan bajo el sol, algunos arqueólogos recuerdan que allí abajo aún yacen miles de esqueletos fragmentados. Y los guías de recorridos paranormales no dudan en señalar que los espíritus nunca se fueron.

“Esto es nada más que muerte alrededor”, dijo una vez un cazafantasmas local. Y tal vez tenga razón: Washington Square Park no es solo un lugar de vida, música y encuentros. También es un recordatorio de que Nueva York está construida sobre sus muertos.

En las noches de niebla, cuando las luces de los faroles parecen más débiles y las sombras se alargan, cualquiera podría sentir que las almas que duermen bajo el parque aún caminan entre los vivos.

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