Un Punto de Encuentro Histórico
Conocido también como la «Catedral de los Sentidos», el Mercado Central se asienta en un espacio que, desde tiempos inmemoriales, ha sido dedicado al comercio, fungiendo como punto de encuentro y de intercambio entre personas de diversos orígenes. Este espacio no solo ocupó el lugar del antiguo zoco de Valencia sino que también ha albergado diversos mercados a lo largo de los siglos. Inicialmente, formaba parte del arrabal musulmán de la ciudad y, desde el siglo XIII, recibió el beneplácito de Jaime I para albergar un mercado semanal, consolidando a Valencia como un núcleo comercial vital en el Mediterráneo.
Un Legado Arquitectónico
La ubicación del mercado, adyacente a la Lonja de la Seda y a la Iglesia de los Santos Juanes, subraya su importancia dentro del tejido urbano y comercial de Valencia. La historia de su desarrollo está intrínsecamente ligada a la evolución de la ciudad, especialmente después de la desamortización de Mendizábal en 1838, que dio paso a la creación del Mercado Nuevo y el mercado del pescado en las décadas siguientes.
La Necesidad de Modernización
Con el auge de la burguesía valenciana hacia finales del siglo XIX, el antiguo mercado ya no podía satisfacer las crecientes demandas comerciales. Esto condujo a la apertura de un concurso público para la construcción de un nuevo mercado que reflejara el progreso social y económico de la ciudad. Los arquitectos Alexandre Soler i March y Francesc Guardia Vial, influenciados por el modernismo y su trabajo con Luis Doménech Montaner, ganaron el concurso y diseñaron el proyecto que hoy conocemos.
Un Edificio Modernista Emblemático
Iniciada en 1914, la construcción del mercado fue un proyecto ambicioso que requirió una inversión de 19 millones de pesetas y fue ejecutado por el arquitecto Enrique Viedma Vidal. El resultado es un edificio de planta poligonal con 14 lados, cuya entrada principal se orienta hacia la Lonja de la Seda, destacando por su uso innovador de piedra, hierro, cristal y cerámica. Las cúpulas del mercado, especialmente la central de 30 metros de altura, y las veletas decorativas representan la fusión de funcionalidad y estética que caracteriza al modernismo.
Un Mercado Vivo
Inaugurado el 23 de enero de 1928, el Mercado Central no solo se destaca por su impresionante arquitectura sino también por ser uno de los mercados más grandes de España y de Europa, marcando el fin de una era arquitectónica y el inicio de una nueva tradición comercial y social en Valencia.
Curiosidades
Aunque es una construcción relativamente nueva, múltiples relatos y mitos rodean al Mercat Central. Varias de estas narrativas se han integrado en la tradición popular y han sido citadas en representaciones teatrales y literarias de escritores de Valencia.
Ejecuciones de la Santa Inquisición
A través de los años, el lugar donde se encuentra el mercado ha tenido diferentes usos, pero uno específico nos remite a numerosos episodios trágicos de la historia española.
Cayetano Ripoll
EL 31 de julio 1826, Gaietà Ripoll, el último condenado por la Inquisición en España, fue ajusticiado en la Plaza del Mercado acusado de herejía. Gaietà Ripoll, educador en Valencia, enfrentó acusaciones por fomentar una perspectiva deísta entre sus estudiantes. El deísmo implica la convicción de que la presencia de Dios se revela mediante la naturaleza y la reflexión racional, prescindiendo de la autoridad religiosa.
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Margarida Borràs
Margarida Borràs se destaca en el movimiento transgénero al ser el primer caso registrado de sufrir tortura y perder la vida en València debido a su identidad de género. Fue condenada por la Inquisición en el siglo XV por su condición de mujer transgénero. Según consta en un Diario de la época redactado por Melcior Miralles, el lunes 28 de julio de 1460, se llevó a cabo su ejecución en la plaza del Mercado de València.
La leyenda de la cotorra y el gorrión
La veleta que adorna la parte superior de la cúpula principal tiene su propio nombre, la Cotorra del Mercat. Muchos sostienen que esta representación se refiere a los cotilleos y murmullos que han sido comunes en los mercados a lo largo del tiempo.
En realidad, la leyenda narra que la cotorra y su compañero, el Pardal de Sant Joan (ubicado sobre la Real Parroquia de los Santos Juanes), observan desde las alturas los eventos de la ciudad, comentándolos desde su posición elevada.
Estas representaciones son destacadas en numerosas piezas teatrales y otras expresiones culturales populares de Valencia, manifestando el equilibrado contraste entre lo terrenal y cotidiano (la cotorra) y lo trascendental y divino (el gorrión).
El cocodrilo
Una anécdota intrigante está relacionada con la planta baja del mercado. Una narrativa que circuló durante un extenso período sugería que, al llegar la noche y desaparecer el bullicio de clientes y vendedores, se percibían sonidos extraños que emanaban del subsuelo del edificio.
Según la leyenda, nadie se ha atrevido a verificarlo, pero la creencia popular sostenía que esos sonidos eran generados por un cocodrilo que se desplazaba por los sótanos del mercado.
Esta historia se magnificó tanto que algunas personas incluso han afirmado haber avistado a esta criatura. Aunque, por supuesto, la narrativa ha sido desmentida, aún persiste como una intrigante leyenda urbana.
Niños abandonados
Una historia aún más desgarradora relacionada con el Mercado Central es la de los niños desamparados. En épocas de escasez, numerosos agricultores llegaban a Valencia en busca de mejores condiciones de vida. Algunos de ellos llegaban acompañados de sus hijos, con la esperanza de encontrar empleo y obtener ingresos para mantener a sus familias.
Se cuenta que era común que los padres, con el objetivo de evitar que sus hijos enfrentaran una vida de privaciones, tomaban la decisión de abandonarlos en el mercado y desaparecer entre la multitud, con la esperanza de que algún comerciante acomodado del Mercado se compadeciera de ellos y los acogiera.
