En el bullicioso Litéyny Prospekt de San Petersburgo existe un patio discreto y silencioso que suele pasar inadvertido para la mayoría de los transeúntes. Sin embargo, en este rincón escondido se encuentra un monumento entrañable, cargado de simbolismo y con una historia real detrás: el Monumento al Libro Perdido.
Una historia que parecía destinada al olvido
El 3 de febrero de 1863, el escritor Nikolái Alekséyevich Nekrásov recibió de su amigo y colega Nikolái Gavrílovich Chernyshevski, entonces encarcelado en la fortaleza de San Pedro y San Pablo, la valiosa manuscrita de su novela ¿Qué hacer?. Nekrásov debía entregarla en la imprenta de Wolf, situada en el número 58 de Litéyny, donde se preparaba un nuevo número de la revista Sovreménnik.
Con la urgencia del momento, Nekrásov subió apresuradamente a una droschky (una ligera carreta abierta típica de la época). El traqueteo de la calesa provocó que el paquete, sin que él lo advirtiera, se deslizara y cayera al suelo.
Al descubrir la pérdida, el escritor entró en pánico: no recordaba en qué punto del trayecto había extraviado la obra. Desesperado, publicó un anuncio en los periódicos de la ciudad ofreciendo una recompensa de cincuenta rublos de plata a quien devolviera el manuscrito extraviado.
Tres días después, cuando la esperanza parecía agotarse, ocurrió el milagro: un modesto funcionario encontró el paquete cerca del Hospital Mariinsky. Frente a ese mismo lugar se alza hoy el monumento que recuerda el episodio.
Más que un recuerdo literario
El monumento no solo conmemora aquella anécdota, sino que transmite un mensaje atemporal: la importancia de la lectura y, en especial, del libro impreso. En una época dominada por pantallas y textos digitales, esta escultura invita a reflexionar sobre el valor del objeto físico, de las páginas que se tocan y se huelen, de los libros que se atesoran y se heredan.
No es casual que, a pocos pasos del lugar, se encuentre una de las librerías más queridas de San Petersburgo: “Podpisnyie Izdaniya” (Ediciones por Suscripción), un recordatorio tangible de que el hábito de la lectura sigue vivo.
Dónde encontrarlo
El Monumento al Libro Perdido se encuentra en el patio interior del edificio número 55 de Litéyny Prospekt. Hoy, el espacio alberga salas de exposición y una antigua imprenta, donde también puede verse una prensa tipográfica manual que, aunque no se sabe si es auténtica, impresiona por su aspecto histórico.
Quien descubra este rincón no solo encontrará una pieza curiosa del patrimonio urbano, sino también una invitación silenciosa a reconciliarse con los libros y a no dejar que, como en aquella tarde de 1863, se pierdan en el camino.