Muro de Viktor Tsoi

Moscú, Rusia Un muro dedicado al líder del grupo Kino, Viktor Tsoi, apareció espontáneamente en Arbat después de su muerte en un accidente automovilístico en 1990.
Dirección: Ulitsa Arbat, 37/2с3, Moskva Coordenadas: 55.74922, 37.59092 Metro: Smolenskaya (Líneas 3,4) – Arbatskaya (Líneas 3,4)

Moscú es una ciudad de extremos. De palacios y de ruinas. De historia oficial y de relatos callejeros. Y a veces, justo en medio del bullicio, aparece algo distinto. Algo que no parece parte del plan. Algo como el Muro de Viktor Tsoi.

Está en una esquina cualquiera, en la Vieja Arbat. Una calle con pretensiones elegantes y alma bohemia. Allí, en el cruce con Krivoarbatskiy Pereulok, un muro comenzó a hablar. Fue en 1990, y la noticia era cruda: “Hoy murió Viktor Tsoi”, decía, en letras negras. Alguien más respondió: “Tsoi vive”.

Y desde entonces, el muro no se ha callado.

Porque lo que empezó como un lamento solitario se convirtió en algo más grande. En un altar sin dueño. En un espacio para llorar y también para resistir. Jóvenes hacían guardias nocturnas para protegerlo. Como si supieran que, en ese rincón, se estaba escribiendo otra forma de memoria.

Allí no se va solo a mirar. Se va a participar. A dejar un mensaje. A cantar con extraños. A romper un cigarrillo y dejarlo junto a la pared, en homenaje a esa canción: Pachka sigaret. Un gesto pequeño, íntimo. Pero en Moscú, ese detalle lo dice todo.

El 21 de junio, cumpleaños de Tsoi, y el 15 de agosto, el día de su muerte, el lugar se transforma. Suena la guitarra. Corren las lágrimas. Hay flores. Mucha gente. Y una certeza compartida: el muro no está solo.

Claro, no todo ha sido devoción. También ha habido vandalismo, provocación, olvido. En 2006 lo pintaron entero. En 2016 alguien escribió “Tsoi ha muerto”, como si las palabras pudieran negar lo evidente. Pero cada vez que lo atacan, aparece una respuesta. Siempre hay manos dispuestas a restaurar lo perdido. Porque para muchos, ese muro no es solo un homenaje. Es un refugio.

Y lo más curioso es esto: no es un museo. No es una obra estática. Es un cuerpo que respira. Que cambia. Que se ensucia y se embellece. Un lienzo vivo donde cada generación deja su trazo.

En tiempos de pantallas y likes, el Muro de Tsoi sigue convocando gente de carne y hueso. Personas que se reúnen a cantar. A tocar. A estar juntos. Gente que no se conoce pero se reconoce.

Allí, en la esquina de Arbat, hay una fotografía de Viktor Tsoi. Su último concierto. También un mosaico con su rostro. Pero lo más importante no se enmarca ni se pega con cemento. Está en el aire. En las voces. En la certeza de que, de algún modo, Tsoi sigue cantando.

No en los estadios. No en la radio. Sino ahí, entre los grafitis y las guitarras desafinadas, en el corazón palpitante de Moscú.

¿Quién es el dueño del Muro de Viktor Tsoi en la Arbat?

El Muro de Viktor Tsoi está ubicado en la fachada de un edificio histórico del siglo XVIII en la calle Arbat, número 37, en Moscú. Este edificio, conocido como la Casa del conde Bobrinski, fue nacionalizado después de la Revolución Rusa y, desde entonces, ha permanecido bajo la jurisdicción del Estado. Durante décadas, fue utilizado por el Tribunal Militar del Distrito de Moscú. Actualmente, el inmueble sigue siendo propiedad del Ministerio de Defensa de Rusia, lo que convierte al Estado en el dueño legal del muro.

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