Museo de Anomalías Corporales

San Petersburgo, Rusia Hace siglos, las anomalías dejaron de verse como obra de demonios, y la gente buscó entretenerse de formas insólitas.
Dirección: Naberezhnaya Kanala Griboyedova, 12, Sankt-Peterburg Coordenadas: 59.93621, 30.32723 Metro: Gostiny Dvor (Línea 2), Nevskiy Prospekt (Línea 2)

Ubicado en San Petersburgo, el Museo de Anomalías del Cuerpo es uno de los lugares más singulares y controvertidos de la ciudad. A menudo comparado con la célebre Kunstkámera, este museo no deja indiferente a quienes lo visitan, ofreciendo una experiencia intensa, curiosa y, para algunos, perturbadora.

El museo está compuesto por cuatro pequeñas salas, cada una dedicada a una temática distinta relacionada con mutaciones, patologías humanas y animales, e incluso con la historia de la medicina. A lo largo del recorrido, el visitante se encuentra con figuras de cera, modelos anatómicos y reproducciones realistas de personas y criaturas con características físicas inusuales, muchas veces basadas en casos reales documentados.

Las 4 salas

En la primera sala, destacan figuras humanas con malformaciones o características extremas. Cada una va acompañada de una ficha informativa que relata la historia de vida del personaje representado. Las biografías suelen compartir un patrón: una vida de marginalidad, trabajo en circos o ferias, y el uso de su cuerpo como espectáculo para sobrevivir. Ejemplos incluyen a un hombre con dos cabezas, un individuo cubierto completamente de vello (apodado “el hombre-león”), un “hombre-ciclope” con un solo ojo funcional en la frente, y otro capaz de introducir una videocasetera en su boca gracias a su mandíbula extremadamente amplia.

La segunda sala se enfoca en animales con malformaciones. Entre ellos se encuentra un peculiar espécimen conocido como “el búfalo-caimán”, nacido en una aldea tailandesa en 2015, que presentaba escamas similares a las de un reptil en su lomo. También destaca un perro con hipertrofia muscular y una rana con capacidad de incubar a sus crías en el estómago.

La tercera sala muestra una colección de antiguos instrumentos médicos, trajes protectores y vestimentas históricas relacionadas con grandes epidemias. Aquí pueden verse desde los icónicos trajes de los médicos de la peste negra hasta equipos usados en la catástrofe de Chernóbil y la pandemia de COVID-19.

La cuarta sala, la más delicada y no recomendada para personas sensibles, expone modelos de fetos y bebés con deformaciones congénitas conservados en frascos. La crudeza de estas imágenes impacta incluso a los visitantes más preparados, lo que ha llevado a algunos a abandonar la exposición antes de terminar el recorrido.

Aunque todos los modelos y figuras son réplicas, el realismo es tal que el impacto emocional es considerable. En muchos casos, los ojos de las figuras parecen seguir al visitante, lo que añade una carga emocional intensa a la visita. A pesar de su contenido gráfico, el museo busca sensibilizar al público sobre la diversidad biológica, la historia de la medicina y la marginación sufrida por muchas personas debido a sus diferencias físicas.

El personal del museo es amable y dispuesto a brindar explicaciones adicionales. La entrada incluye una visita guiada, aunque gran parte de la información también se encuentra disponible en paneles junto a cada exposición.

En resumen

El Museo de Anomalías del Cuerpo no es una visita para todos. Su contenido puede resultar chocante, pero también es una oportunidad para reflexionar sobre la historia del cuerpo humano, la medicina y la forma en que la sociedad ha tratado —y sigue tratando— a quienes se apartan de la norma. Para algunos, será una experiencia enriquecedora; para otros, una visita que preferirán no repetir.

Durante siglos, las anomalías físicas fueron vistas como presagios diabólicos o castigos divinos; sin embargo, con el avance de la ciencia, la sociedad comenzó a estudiarlas en lugar de temerlas. Esta transformación —de lo sobrenatural a lo científico— es uno de los mensajes más poderosos del museo, que invita a mirar con otros ojos aquello que alguna vez fue motivo de rechazo o espectáculo.

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