Jarramplas, el ladrón de Piornal

Jarramplas representa la esencia de Piornal. El recorrido que realiza este personaje por las calles del pueblo, siendo bombardeado con nabos, constituye el punto culminante del año para los residentes de esta localidad en Cáceres. Además, desde su infancia, los habitantes de Piornal se sienten vinculados a Jarramplas.

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Lugar de Origen: Piornal, Extremadura, España

19 y 20 de Enero

Museo de Jarramplas

¿Quién es Jarramplas?

Para comprender los pormenores de esta celebración, lo primero que debemos aclarar es quién personifica a Jarramplas. Este individuo se caracteriza por vestirse como un ser infernal, ataviado con un traje llamativo que no pasa desapercibido, ya que está adornado con numerosas cintas de colores diversos. No obstante, lo que más resalta es su imponente máscara puntiaguda, de la que sobresale una prominente nariz y de la que cuelgan crines de caballo. Además, en la parte superior de la máscara se destacan dos cuernos de gran tamaño.

Ser elegido Jarramplas es un motivo de orgullo

Durante el 19 y 20 de enero, el Jarramplas es objeto de una lluvia constante de nabos lanzados por los residentes locales y los numerosos visitantes que participan en la festividad. La tarea de Jarramplas consiste en resistir este continuo asalto de proyectiles hasta que finalmente se rinde. Ser designado como Jarramplas representa un motivo de gran orgullo y una vivencia inolvidable para quien lo experimenta.

En la noche del 20 de enero, el protagonista de la festividad, viste un traje multicolor durante la noche de San Sebastián, acompañando al santo con un pequeño tambor.

El traje de Jarramplas ha evolucionado con el tiempo. En los años 80, consistía en múltiples capas de ropa, pero hoy en día incluye armazones para proteger su cuerpo, coronado por una máscara de más de 5 kilos de peso. Durante el camino hacia la iglesia, Jarramplas es blanco de proyectiles lanzados tanto por forasteros como por habitantes locales.

Origen de Jarramplas

En la actualidad, el origen genuino de Jarramplas sigue siendo un misterio. A pesar de los diversos análisis históricos y antropológicos realizados, aún no se ha logrado determinar de manera concluyente su procedencia. La sabiduría popular ha proporcionado algunos datos y conjeturas sobre el origen de este personaje, sugiriendo una mezcla de influencias paganas y cristianas. Sin embargo, los elementos y las prácticas de la festividad en Piornal indican que su raíz podría remontarse a épocas anteriores a la llegada del cristianismo.

Según la creencia popular, se afirma que Jarramplas encarna a un individuo que se dedicaba al robo de ganado y fue descubierto en plena acción delictiva. Rápidamente, la noticia se propagó y toda la comunidad se unió para confrontarlo, sometiéndolo a burlas, ridiculizaciones y castigos. Este relato cobra sentido dado que Piornal es una localidad con arraigada tradición ganadera, donde el hurto de animales era severamente condenado. En este contexto, Jarramplas personifica el mal que representa una amenaza para la subsistencia del grupo, considerando que el ganado constituye el pilar económico de la comunidad.

Aunque no guarda relación con el martirio de San Sebastián, Jarramplas comparte cierto paralelismo con el mártir cristiano, siendo blanco de una lluvia de flechas.

Ceremonia

A pesar de los peligros que conlleva, nunca faltan candidatos para los papeles de los dos Jarramplas.

Antes de la misa, se realiza una subasta para determinar quién cargará con la imagen de los santos y la introducirá en la iglesia. Durante la celebración religiosa, Jarramplas participa desde un lugar apartado, tocando su tambor en honor al santo.

Después de la misa, Jarramplas vuelve a ser el centro de atención en Piornal, con ventanas y puertas cerradas para protegerse de los lanzamientos. Los proyectiles han variado a lo largo de los años, desde bolas de nieve hasta nabos, llegando a lanzar hasta 6000 kilos de esta hortaliza.

Para los habitantes de Piornal, interpretar a Jarramplas es motivo de orgullo, demostrando su valentía y resistencia frente a los lanzamientos. Aunque denostado en público, Jarramplas se ha convertido en un símbolo local, con algunos vecinos asumiendo el papel como parte de una promesa religiosa.

El traje de Jarramplas tarda hasta dos meses en confeccionarse, con armazones de fibra de vidrio que pesan casi 40 kilos. Después de la festividad, el traje se guarda hasta el próximo año, cuando Jarramplas volverá a ser protagonista.

Después de colocar a San Sebastián en su trono, tiene lugar la última batalla contra el segundo Jarramplas de Piornal. El ritual señalaba que solo los menores de 14 años podían lanzar proyectiles, marcando una transición entre la infancia y la adolescencia.

La Fiesta de Jarramplas es un evento de gran importancia para los habitantes de Piornal y los pueblos cercanos, reconocida como fiesta de interés turístico regional debido a sus características excepcionales.

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