En un rincón singular de Madrid, se erige un templo diferente a todo lo conocido: la Iglesia Patólica, fundada en 2012 por el visionario Leo Bassi. ¿Su objeto de adoración? Nada menos que un modesto pato de goma amarillo. Este no es un culto común y corriente; aquí se celebran misas y eventos especiales con una liturgia única, que atrae a curiosos y fieles por igual.
El concepto detrás de la Iglesia Patólica es tan peculiar como el objeto de su veneración. Según Bassi, el pato de goma representa la futilidad, lo trivial, y en este santuario se rinde culto a lo absurdo y lo cómico. En un mundo donde la seriedad a menudo reina, esta iglesia ofrece un refugio para aquellos que valoran el humor y la ligereza.
Pero no todo es risas y diversión en el «Paticano». Aquí, el único mandamiento es tener sentido del humor, y hacer chistes malos se considera una especie de pecado inofensivo. La decoración del templo es tan extravagante como su filosofía, compuesta principalmente por objetos encontrados en las calles, muebles antiguos y curiosidades que la gente deja en la puerta.
El Morenito de San Lorenzo
Sin embargo, la Iglesia Patólica ha enfrentado desafíos en su historia. En el 2016, detractores “anti-páticos” incendiaron y destrozaron el lugar de culto. Solo se salvó un pato, el cual luego del milagro, se le bautizó «El Morenito de San Lorenzo». El «mártir» se conserva en una vitrina con un color negruzco producto del hollín del humo.
La Triada de lo Insólito: curioso, raro y bizarro
La Iglesia Patólica posee objetos curiosos, raros y un tanto bizarros.
En la categoría de curioso encontramos un pequeño altar dedicado a Oleg Popov, el mejor payaso soviético-ruso. Logró burlarse del partido comunista sin acabar en el gulag. Popov era amigo de Bassi y cuando murió la viuda le regaló su bufanda de payaso.
Como objeto raro destaca un libro del francés anticlerical François Rabelais, impreso en 1789, durante la Revolución Francesa. Lo raro además de la antigüedad es que fue un libro prohibido por la iglesia católica al considerarlo sátiro, herético, inmoral y perjudicial para la fe.
Bassi narró en una entrevista que lo encontró en un rastro (mercado al aire libre) de París y el vendedor le pidió 15; Bassi lo pagó y se fue corriendo sin mirar atrás. Y como dato curioso la iglesia católica eliminó del Index Librorum Prohibitorum las obras de François Rabelais (Gargantúa y Pantagruel) en el año 1968.
Y como ejemplo de lo bizarro podemos destacar una pintura de un payaso nada amigable. La pintura fue hecha y firmada por Romano Mussolini, hijo del dictador italiano Benito Mussolini. Según el gran sacerdote de la Iglesia Patólica, Romano estaba obsesionado con los payasos.