Si miras hacia arriba en Grand Central Terminal, verás un mural de constelaciones. Y si te fijas bien cerca de la constelación de Piscis, verás un agujero.
Entonces… ¿qué hace ese agujero ahí?
En 1957, cuando la Unión Soviética lanzó el Sputnik, el gobierno de Estados Unidos quería mantener a la población tranquila—y con confianza—sobre el progreso del país en la carrera espacial.
¿Y qué hicieron?
Colocaron un misil Redstone—el misil balístico más grande de la época—en exhibición durante tres semanas, justo aquí, en la Grand Central Terminal.
Según la leyenda, un ingeniero se equivocó en los cálculos, y el misil resultó ser demasiado alto para caber en posición vertical dentro del vestíbulo… así que supuestamente abrieron un agujero en el techo para que entrara.
Pero eso no es del todo cierto.
El agujero sí fue cortado en el techo, pero no por un error de cálculo. Fue hecho para bajar un cable que ayudara a levantar el misil y colocarlo en su lugar.
Aun así, el agujero sigue ahí. Y mientras los turistas miran fascinados las constelaciones, pocos saben que también están viendo un vestigio de la propaganda de la Guerra Fría.







