Les Caryatides de Guyancourt

Isla de Francia, Francia Este edificio parece una fusión entre un templo griego y una fábrica soviética.
Dirección: 14 Rue Franck Lloyd Wright, Guyancourt, Francia Coordenadas: 48.76556, 2.07648 Bus Stop: Villaroy (5103, 5140, 5141)

A las afueras de París, en la tranquila ciudad de Guyancourt, se levanta una de las obras arquitectónicas más singulares del urbanismo francés moderno: Les Caryatides. Este complejo residencial, construido en 1992, es obra del arquitecto español Manuel Núñez-Yanowsky. El proyecto forma parte del barrio de Villaroy, a unos 30 kilómetros de París y muy cerca de Versalles.

Venus 18

Lo que hace extraordinario a este edificio no es solo su estilo brutalista, sino los elementos que lo componen: dieciocho réplicas de la Venus de Milo que, como en un sueño escultórico posmoderno, parecen sostener sobre sus hombros el edificio. En realidad, las estatuas son decorativas —el verdadero peso descansa sobre pilares de hormigón ocultos tras las figuras—, pero el efecto visual es potente. La elección de esta escultura clásica no fue arbitraria: su postura, con el hombro izquierdo alineado con el pie derecho, permite integrar discretamente los soportes estructurales.

Detalles surrealistas

Estas cariátides, nombre heredado de la arquitectura griega clásica para las columnas con forma femenina, están reinterpretadas aquí con un aire moderno y provocador. Y entonces uno se da cuenta de otro detalle. Las cabezas. O la falta de ellas. Algunas estatuas están incompletas. O atraviesan el concreto como si el edificio mismo las estuviera devorando. En realidad, el arquitecto simplemente… colocó la cabeza en el torso. Como si las Venus estuvieran embarazadas de fetos extraños.  Si eso no fuera poco, muchas de ellas están coronadas con pinchos anti-palomas que recuerdan peinados punk, otorgándoles una estética tan anarquista como fascinante.

Además de las figuras, el edificio está lleno de elementos desconcertantes: bolas de concreto decorando los balcones, ángulos imposibles y proporciones que desafían la lógica habitual del diseño urbano. 

Esquina de Andrea Palladio y Frank Lloyd Wright

Les Caryatides no fue pensado para destacar de forma extravagante: se construyó para marcar discretamente el cruce de caminos donde se ubica, sin romper del todo con la arquitectura del entorno. Sin embargo, el resultado es todo lo contrario. El conjunto se ha convertido en una suerte de manifiesto visual donde el arte clásico, el urbanismo moderno y una pizca de locura coexisten sin pedir permiso.Hoy, el edificio sigue fascinando a arquitectos, fotógrafos y curiosos. Algunos lo describen como un encuentro imposible entre Andrea Palladio y Frank Lloyd Wright; otros, como un guiño erudito a la historia del arte que se burla de sí misma. Lo cierto es que Les Caryatides transforma un rincón suburbano en una postal surrealista, donde lo cotidiano se convierte en monumento.

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