El Perro Paco

En la bulliciosa ciudad de Madrid, a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, un simpático y callejero perro llamado Paco logró robarse el corazón de la comunidad, convirtiéndose en una figura célebre por su presencia constante en las tertulias y corridas de toros de la época. Su legado perdura hasta hoy, inmortalizado en una estatua que rinde homenaje a este insólito personaje.

Imágenes via Google Maps

Dirección: C. de las Huertas, 71, Madrid, España Coordenadas: 40.41312, -3.69535 Metro: Antón Martín (L1), Estación del Arte (L1) Free Tour por Madrid

El Café de Fornos: Cuna de Intelectuales y Refugio de Paco

El Café de Fornos, un lugar de encuentro para las mentes más brillantes de la época, como Azorín, Manuel Machado y Pío Baroja, fue el punto de partida para la fama de Paco. Este canino astuto se codeaba con intelectuales, ganándose el afecto del Marqués de Bogaraya y ganándose así el acceso a los círculos más distinguidos de Madrid.

Del Ruedo a la Inmortalidad: Las Correrías de Paco

Paco no sólo frecuentaba las charlas cultas del Café de Fornos, sino que también era un habitual en la plaza de toros.

 Allí, para deleite de los espectadores, saltaba al ruedo, exhibiendo su agilidad y ganándose el cariño del público. 

Sin embargo, su vida llegó a su trágico final en el verano de 1882, cuando la estocada de un joven torero furioso con Paco,  marcó el fin de sus correrías.

Los espectadores atónitos con tal acto de crueldad, quisieron linchar al torero pero logró escapar de la plaza.

Un Homenaje de Bronce en la Calle de las Huertas

Aunque la vida de Paco se apagó hace más de un siglo, su espíritu vive en las calles de Madrid. Rodrigo Romero, un destacado escultor, ha inmortalizado al famoso perro en una estatua de bronce fundido. La obra, ubicada en la calle de las Huertas, 71, se erige como un tributo duradero a este personaje singular.

A los pies de la estatua, una inscripción conmovedora reza: «Al perro Paco: perro castizo y único de la historia local de Madrid, amigo de literatos, artistas y personalidades de finales del siglo XIX». Esta placa no solo honra al canino, sino que también encapsula la esencia de la época y la conexión especial que Paco compartía con la élite cultural de su tiempo.

Un Legado que Perdura

La estatua de Paco no es solo un monumento físico, sino un recordatorio vivo de la rica historia y la diversidad cultural que define a Madrid. Este perro callejero, convertido en una leyenda urbana, sigue siendo recordado y apreciado, destacando la capacidad de los animales para tejer lazos con la humanidad y dejar una huella imborrable en la historia de una ciudad.

Scroll al inicio