La aparición de las carrozas fúnebres está íntimamente vinculada a la historia de la ciudad. En el año 1819 se inauguró el cementerio de Pueblo Nuevo, situado fuera de las murallas de Barcelona, para acabar con la insalubridad de los entierros en los campos Santos junto a las parroquias. Ante las dificultades que suponía el traslado de cadáveres a pie y en parihuela, en 1835, el alcalde de Barcelona estableció la obligación del uso de carruajes.
Creación y Evolución de la Colección de Carrozas Fúnebres
La colección de carrozas fúnebres de cementerios de Barcelona fue creada en 1970 por Cristóbal Torra Casals, entonces gerente del Servicio Municipal de Pompas Fúnebres. Esta colección estaba ubicada en el subterráneo de la sede oficial del tanatorio Sancho de Ávila de Barcelona hasta junio del año 2012, que se trasladó al cementerio de Montjuïc. Es la única colección de estas características que se muestra públicamente, formada por 19 piezas originales: 11 carrozas fúnebres, cinco coches de acompañamiento y tres vehículos motorizados.
Las Joyas del museo
La Carroza «Estufa»
El término «estufa» se aplicó en el siglo XVIII para designar los carruajes aristocráticos de mayor lujo. Construido en Barcelona por el carrocero Joaquín Estrada con maderas nobles y acabados plateados, tiene un trazo sobrio y ecléctico de estilo vienés. Fue la carroza más empleada en los entierros de grandes personajes en las décadas de 1920 y 1930.
La Gran Doumont
La Gran Doumont, carroza de ébano estilo barroco, tiene su origen en el modelo creado por el duque francés Louis d’Aumont a principios del siglo XIX. Adoptó el tiro con seis caballos conducidos por dos mozos montados, denominados postillones, para eliminar el asiento del cochero y disponer de mayor visibilidad. Fue utilizada en entierros tan populares como el del torero José Gómez Joselito en el año 1920.
El Coche de Lujo
El coche de lujo, de construcción moderna, con una caja autoportante sobre ballestas de acero que soporta un cadalso de cuatro columnas compuestas, realizaba servicios para la menestralía procedente de los servicios funerarios de Sabadell. Se distingue de otros vehículos parecidos por una mayor abundancia de relieves decorativos de madera, presididos por el reloj de arena con alas que representa el tiempo alado, y por las letras Alfa y Omega, símbolos del principio y el fin de los tiempos.
La Carroza para Servicios de Lujo
La carroza para servicios de lujo, de construcción clásica con cuatro faroles de estilo isabelino, ornamentada con motivos vegetales donde predomina la adormidera, símbolo del sueño eterno y la corona de siempre vivas. Su estructura presenta un eje central de madera y ballestas de cuello de cisne para la suspensión de la caja del cadalso.
La Carroza Gótica
La carroza gótica, denominada así por su ornamentación, presenta una estructura central de madera y una construcción y decoración propias de la moda de finales del siglo XIX. Esta carroza procede de la Casa de Caritat y aparece en las fotografías de algunos entierros de gran lujo de la década de 1950. Es la única pintada de color morado, una tonalidad asociada a la liturgia en tiempo de Cuaresma.
La Carroza Estilo Imperial Renacentista
El estilo imperial renacentista se refleja en una carroza construida para entierros de gloria, como el de un emperador. El cadalso está compuesto por cuatro columnas con capiteles formados por búhos, símbolos de sabiduría, y las columnas sostienen un entablamento barroco con cuatro cráteres de fuegos dorados y una cúpula de cristal tallado. Su último sepelio fue el del alcalde Enrique Tierno Galván en el año 1986.
El Coche «Araña»
El coche usual, denominado propiamente «Araña», fue la más popular de las carrozas en los entierros de ciudadanos de la clase menestral y obrera. Podía ser más lujosa en función del tejido de los enlutados y los adornos. Aparece en el catálogo de José Estrada de 1876 para la Casa de Caritat.
La Carroza Ligera de Estilo Vienés
La carroza ligera de estilo vienés, para servicios de lujo, es elegante y ecléctica, fiel al espíritu del estilo imperio con motivos ornamentales extraídos del arte funerario egipcio. Construida con chasis independientes de la caja y una esbelta estructura portante de forja, la caja está suspendida sobre filas ballestas en cuello de cisne y el cadalso se compone de ocho pequeñas columnas de madera y cuatro ángeles de la guarda de estilo vienés.
La Carroza Blanca
La carroza blanca, construida expresamente por los servicios funerarios de Barcelona, recoge piezas de varios modelos incompletos durante la realización de la primera sede de la colección en 1970. Aunque nunca llegó a utilizarse, existía un modelo muy parecido que realizaba el mismo servicio. Las dobles ballestas y la caja colgante de cuello de cisne, junto con una elaborada decoración, hacen que sea comparable a las carrozas de mayor lujo y ostentación.
El Coche Blanco de Lujo
El coche blanco de lujo, con cada alzo el techo, era un elemento de lujo y protección para el ataúd durante el sepelio. La elevada mortalidad infantil propició una importante variedad de modelos de carrozas blancas específicas para niños, que también eran utilizadas en los sepelios de las religios
El Coche de la Viuda
Los carruajes funerarios, como el coche de la viuda, se convirtieron en un símbolo de poder político y económico para las familias. Estos vehículos, lujosos y confortables, eran utilizados para el transporte de las familias hasta el cementerio y destacaban por su presencia en las calles de la ciudad.
Con el tiempo, los carruajes fueron evolucionando para adaptarse a las necesidades y costumbres cambiantes de la ciudad. Desde las berlinas de acompañamiento hasta los landaus y faetones, cada vehículo reflejaba un nivel de estatus y prestigio.