La Punta de Tarifa (Isla de las Palomas), unida a la localidad gaditana de Tarifa por un istmo construido en 1808, marca el punto más meridional de la península ibérica y de la Europa continental. Situada a solo 11 kilómetros de la costa marroquí, este enclave histórico y natural es el lugar exacto donde se encuentran el Atlántico y el Mediterráneo.
De pequeñas dimensiones —apenas 0,65 km de largo por 0,54 km de ancho—, la isla ha sido valorada desde tiempos antiguos por su posición estratégica en el Estrecho de Gibraltar. Fenicios, cartagineses y romanos dejaron huella en ella, y ya en la Edad Moderna se convirtió en fortaleza militar, con baterías, barracones y más tarde bunkers añadidos durante la Segunda Guerra Mundial. Durante gran parte del siglo XX mantuvo un uso castrense, lo que la preservó de la urbanización. En 2003 pasó a formar parte del Parque Natural del Estrecho.
La isla permaneció cerrada al público durante décadas, e incluso funcionó como centro temporal de acogida para inmigrantes hasta 2016. No fue hasta diciembre de 2022 cuando se abrió oficialmente al turismo, con la inauguración de un Centro de Interpretación instalado en anexos del faro. El espacio alberga la exposición permanente “La Isla de Tarifa. Testigo de la historia del Estrecho”, que recorre su pasado cultural, militar y natural.
Las visitas son siempre guiadas y de aforo limitado, con un recorrido de 75 minutos que incluye puntos destacados como la Puerta de Carlos III, el antiguo aljibe, el cañón Guillen de 1896 y el propio faro, desde donde se contempla África en la distancia. El paseo hasta la isla, por la carretera Segismundo Moret, es en sí una experiencia única: caminar entre dos mares separados apenas por unos metros.
Hoy, la Isla de las Palomas ofrece al visitante un lugar donde se entrecruzan historia, naturaleza y geografía, en el extremo más austral del continente europeo.
