Restaurante Lhardy desde 1839

Este establecimiento fue pionero en permitir que las mujeres pudieran acudir solas.

Dirección: Cra de S. Jerónimo, 8, Madrid, España

Cordenadas: 40.416608, -3.701398

Estaciones de metros cercanas: Sol y Sevilla

Ambrosio Aguado es uno de los socios propietarios del Lhardy,  el primer gran restaurante de Madrid. Este artículo uso como base la información brindada en el tour guiado por Ambrosio en el canal de youtube Antiguos Cafes de Madrid.  

Origenes y Curiosidades de Lhardy

Fundado en un contexto donde predominaban los mesones con ofertas culinarias limitadas, Lhardy irrumpió en la escena madrileña en 1839, importando de Francia el concepto de restaurante tal como lo conocemos hoy: mesas separadas, manteles de hilo, y una carta con precios fijos para cada plato.

Emilio Lhardy, el visionario detrás de este emprendimiento, eligió un edificio recién construido para establecer primero una tienda deslumbrante en la planta baja y, poco después, el restaurante en los pisos superiores.

La pastelería de Lhardy, aún conserva su esencia original, adaptándose a las exigencias modernas sin perder el encanto de sus mostradores y alacenas de 1839. Entre sus tesoros se encuentra el famoso croquetero (que fue prestado para la pelicula «55 días en Pekín«) y el samovar para el consomé, un clásico de Lhardy desde finales del siglo XIX.

Este establecimiento fue pionero en permitir que las mujeres pudieran acudir solas, ofreciendo un espacio donde disfrutar de un consomé, una copa de jerez o vermut, y las tradicionales croquetas y hojaldres.

Decoración

La decoración de Lhardy, una obra encargada por Agustín Lhardy, hijo del fundador, a Rafael Herrero, el prestigioso decorador de la época, aún se mantiene intacta, incluyendo la fachada de madera de caoba traída de las Antillas. Dentro de sus curiosidades, destaca el samovar frío, una innovación sorprendente para su tiempo, que utilizaba nieve almacenada para ofrecer agua helada en los calurosos veranos madrileños.

Salones

El Salón Isabelino es el principal salón de Lhardy, decorado en el estilo romántico que lleva su nombre y ha sido el escenario de importantes banquetes y eventos a lo largo de la historia del restaurante, reflejando la relevancia de Lhardy en los siglos XIX y XX. Junto a él, el retrato de Emilio Lhardy, obra de Federico Madrazo, preside recordando al fundador, un hombre de origen francés-suizo con una rica trayectoria que incluye aprendizaje en pastelería y cocina en Francia y una exitosa pastelería en Burdeos antes de ser convencido por Próspero Mérimée para establecerse en Madrid.

El Salón Blanco y el Salón Japonés ofrecen espacios más íntimos y exóticos, el primero utilizado tradicionalmente por la realeza y personalidades que buscaban privacidad, y el segundo, un espacio con decoración oriental original, que ha sido testigo de conspiraciones y reuniones políticas importantes.

Pioneros en el uso del Menú

La oferta culinaria de Lhardy ha evolucionado desde su origen francés hacia la inclusión de platos típicamente madrileños, convirtiéndose el cocido madrileño en tres vuelcos en el plato estrella, junto al «soufflé sorpresa», manteniendo la esencia de su legado francés. Hoy, Lhardy sigue siendo un referente de la gastronomía madrileña, un lugar donde la historia y la tradición conviven con la modernidad, ubicado en la Carrera de San Jerónimo 8, invitando a todos a descubrir cómo era un restaurante romántico de mediados del siglo XIX.

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