Con un ambiente torero arraigado, ha pasado por diversas manos de toreros antes de que la adquiriera Antonio Sánchez, quien también se dedicó al mundo del toreo y recibió la alternativa del famoso Ignacio Sánchez Mejías.
Entre las delicias culinarias, Antonio Sánchez está especializada en cocido madrileño, rabo de toro y torrijas. Estas últimas, las torrijas, Alfonso XIII las desayunaba todos los días.
Los Murales y la Tradición Taurina
La entrada de la taberna exhibe la cabeza de Fogonero, el toro que transformó a Antonio en matador, simbolizando su carrera en el mundo taurino. A pesar de los contratiempos y las lesiones sufridas en la tauromaquia, durante un período de reposo obligado, Antonio descubrió su pasión por la pintura, apoyado por su amigo el pintor Ignacio Zuloaga.
Zuloaga frecuentaba mucho la taberna, le gustaba el buen comer y el buen beber hizo en esta taberna la última exposición de su vida.
La Antigüedad de la Taberna y su Arquitectura Original
Si bien la taberna se fundó en 1787, es la taberna más antigua de Madrid sin reformas, las últimas datan de 1830 y conserva su arquitectura original. El Ayuntamiento de Madrid prohíbe reformas que cambien la estética en lugares históricos.
La historia de la taberna se remonta a eventos del siglo XIX, como el famoso incidente del 2 de mayo de 1808 en la Plaza de Tirso Molina, donde las milicias madrileñas confrontaron un oficial francés se le fue la mano le dieron una paliza y lo trataron de esconder para que las tropas francesas no tomaran represalias.
Al oficial francés lo escondieron en una tinaja en el cual se siguió echando vino y se hizo famoso el vino del francés. Los clientes de la taberna venían pidiendo vino del francés sin saber la procedencia. Según la leyenda, mejoró el sabor del vino. Cuando alguien lo quería lo pedía de la siguiente manera: «Dame el de la cuba del francés», en referencia al incidente durante la Guerra de la Independencia.
Se sabe que estuvo por lo menos unos 30 años hasta que se dieron cuenta y retiraron los restos de la tinaja.
La tinaja número 6, la del francés, se encuentra en una cueva con otras tinajas de arcilla árabe. Este sótano no está abierto al público debido a restricciones Ley de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, pero que forma parte de la fascinante historia de este establecimiento centenario.