Los inicios: Urbanización y Soportales
En sus inicios, la Plaza Mayor no existía. La ciudad intramuros se expandía, y la Plaza Mayor comenzó a tomar forma en el siglo XIV.
Es importante destacar la peculiaridad de su ubicación, ya que no se encuentra en el corazón del recinto histórico, sino fuera de lo que solía ser la ciudad tradicional.
En este proceso inicial, se urbanizó un espacio irregular, conservando incluso la ligera inclinación original que, de manera paradójica, contribuye a la limpieza natural de la plaza cada vez que llueve.
Durante el siglo XIV, Cáceres superó el nivel de la muralla, y la Plaza Mayor se consolidó al cerrar el perímetro de una explanada con soportales. Estos, inicialmente de madera y más tarde de piedra de sillar de granito en el siglo XVI, ofrecían cobijo a tiendas y artesanos. Protegían del calor en verano y de las lluvias en invierno, convirtiéndose en el epicentro de la vida comercial y social de la ciudad.
Sectores, Mercados y Gremios
La Plaza Mayor no solo era un lugar de encuentro, sino un escenario activo de mercados. Los soportales se asignaban a distintos productos y gremios, dando origen a sectores que, de manera popular, fueron denominados a lo largo de los siglos.
La presencia de balcones falsos en los edificios circundantes no solo era estética; estos balcones, en realidad falsos, permitían a la gente presenciar diversos eventos, incluidas las corridas de toros que animaban la calle empedrada.
Cambios a lo Largo del Tiempo
En el siglo XIX, la Plaza Mayor experimentó una transformación significativa. De ser un espacio completamente abierto, se creó una bandeja central que ha evolucionado con el tiempo. A lo largo de los años, la plaza ha sido testigo de eventos históricos, políticos y sociales que han dejado su huella en cada rincón.
Por ejemplo en el siglo XIX hubo en la Plaza Mayor un par de piedras que era donde se apoyaba El Garrote con el que se ejecutaba la gente y bueno con el tiempo desapareció.
Las Torres Emblemáticas
Al explorar la plaza, las torres destacan como elementos imponentes.
La Torre de la Hierba, auténtica torre almohade del siglo XII, es un tesoro arquitectónico que se mantiene fiel a su forma original.
La Torre de Bujaco, conocida por una leyenda que la vincula a un caudillo musulmán sin base histórica, ha sido parte de la narrativa de Cáceres.
Llamada anteriormente la Torre del Reloj o la Torre Nueva, se erige sobre la base de una estructura almohade preexistente, y su gemela en el extremo opuesto es la Torre de la Hierba, una de las pocas torres almohades restantes.
Conclusión: Un Símbolo Perduradero
Visitar la Plaza Mayor de Cáceres es sumergirse en la rica historia de la ciudad. Cada adoquín y cada detalle arquitectónico cuentan una historia que abarca siglos de cambios, adaptaciones y eventos significativos. Este emblemático lugar no solo es un símbolo visual de Cáceres, sino también un testigo vivo que nos conecta con el pasado y nos invita a disfrutar de su esencia en el presente.